«José, hemos quedado para animar a los jugadores estar tarde en el entrenamiento. Tenemos que salvarnos». Cuatro horas después de recibir este mensaje en su teléfono móvil, José Manuel Izquierdo, un madrileño apasionado del Real Murcia, estaba en Cobatillas aplaudiendo a los jugadores. Cogió su coche, desafió todos los radares que hay entre Torrejón de Ardoz y la capital del Segura, y allí, en la grada de las instalaciones del club, se sentó junto a otros seguidores, dispuesto a animar. Eso ocurrió hace un año, cuando el equipo grana se estaba jugando una permanencia en Segunda División que al final no consiguió. «Que co(....) tienes», fue el mensaje que horas después recibió un su móvil. Era de Chando, quien se encontraba de permiso aquel día en Palma de Mallorca para arreglar una documentación para su boda. Esto es sólo un ejemplo de lo que es capaz de hacer José Manuel Izquierdo, que reside en una población madrileña conocida por su base aérea militar, por el equipo de sus amores.
¿Y qué vinculación tiene con Murcia? «Mis abuelos paternos son de allí, de Alcantarilla, pero toda mi familia es del Real Madrid. Y es curioso, un tío mío que vive en Madrid y que es murciano, es del Atlético de Madrid. El único de la familia que es del Murcia soy yo», dice orgulloso Izquierdo, un técnico de laboratorio en la empresa TRW que ha transmitido su pasión tanto a su pareja como al hijo de ella. «Ella me conoció con esta afición y ahora siempre se vienen conmigo a los partidos. Estuvimos en Totana para ver el encuentro con el Caravaca, cuando el equipo se proclamó campeón del grupo cuarto, y el domingo pasado se vinieron a Nueva Condomina», dice este apasionado grana que ha recorrido España entera siguiendo los colores granas.
Cuando era niño venía todos los veranos a Murcia a pasar las vacaciones. Por contra de lo habitual, ningún familiar le transmitió su afecto por el club grana: «Nada, nada. Cuando era niño nadie me llevó a La Condomina. Lo único que hacía era jugar a las chapas con el Murcia, porque me llamaba mucho la atención por el tiempo que pasaba allí en los veranos», recuerda. Fue hace unos nueve años cuando empezó a seguir con pasión al equipo grana. En su Facebook tiene colgada una foto con la camiseta del conjunto murcianista y hasta su hijo de tres años se sabe el estribillo del himno: «Mi hijo se cabrea mucho cuando mi padre, para picarlo, le dice que es del Real Madrid. Él dice que es como su padre, del Real Murcia, y es capaz de cantarte el himno y todo. Aún no se viene conmigo a los partidos porque es muy pequeño, pero no tardaré mucho en llevarlo al estadio que, por cierto, ya lo conoce», añade.
Después de haber hecho miles de kilómetros este año para ver partidos de los de Iñaki Alonso, no se perderá la cita del domingo en Lugo: «Nos iremos en coche, porque desde Madrid tenemos unas cinco horas de viaje. Pero como volveré sobre las dos de la madrugada, en el trabajo me he pedido la mañana libre y entro a las dos de la tarde a trabajar, como hice la semana pasada cuando estuve en Murcia», explica Izquierdo, quien es conocido en su empresa por el «murciano» y quien ha recibido muchas felicitaciones de sus compañeros de trabajo por el 2-0 de hace unos días.
Este murcianista madrileño no hace cuentas de los kilómetros que ha recorrido ya para ver a su Murcia: «El año pasado estuve en Salamanca y Albacete, al margen de ir a Murcia en infinidad de ocasiones. Este año he realizado varios desplazamientos y es evidente que ahora no me voy a perder el de Lugo. Unos amigos míos me han comprado las entradas. Saldré el domingo de madrugada y espero estar allí a las doce para vivir con intensidad los momentos previos», comenta.
Pero lejos de éxitos o derrotas, de ascensos o descensos, con lo que se queda este madrileño con corazón murcianista es con el cariño que ha encontrado entre sus compañeros de grada: «He hecho infinidad de amigos. De verdad, que es algo indescriptible el cariño que he encontrado entre los seguidores del Murcia». Y eso es lo mejor del fútbol.
Fuente: La Opinión
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