sábado, 28 de mayo de 2011

El trayecto más corto lo realizará un gallego con alma murcianista

A 90 kilómetros del ascenso. Antonio Curras, un gallego de 51 años residente en Orense y abonado del Murcia desde hace dos décadas, viajará con su familia mañana a Lugo para tratar de celebrar el regreso de su equipo a Segunda.

La sangre murcianista correrá a un ritmo incesante por miles de venas y capilares cuando el balón comience a rodar mañana en el campo del Lugo con el ascenso a Segunda División en juego. Unos lo verán por la televisión y alrededor de quinientos serán los otros ‘héroes’ que presenciarán el encuentro en directo. Uno de ellos será un vecino de Orense, Antonio Curras, quien con 51 primaveras a sus espaldas mantiene su confianza intacta en el Real Murcia, club del que es abonado desde hace dos décadas y del que se hizo simpatizante en los años setenta tras entender que la entidad del Segura «era uno de los equipos más simpáticos de Primera División». Desde Orense hasta Lugo hay exactamente noventa kilómetros, los mismos minutos que curiosamente tendrá el partido siempre que no haga falta acudir a la prórroga. Los recorrerá con toda la alegría posible acompañado de su familia para cumplir el sueño de ver ascender al Real Murcia, pero en su tierra.

No se trata de la misma época ni mucho menos, ya que la historia deja patente que los años setenta fue unas de las mejores etapas que ha vivido la principal entidad deportiva de la Región. Los ascensos a Primera División y el recuerdo en la memoria de todos los aficionados de nombres ilustres y muy reconocidos como Ojeda, Canito, Ruiz Abellán, Murciano y Añil hicieron de los granas un equipo de esos que pasó a la historia por su garra y su humildad.

Antonio Curras vive en Ourense, por lo que la distancia que tendrá que recorrer para llegar a Lugo será de 90 kilómetros, mucho menos desde luego que el recorrido que tendrán que realizar los aficionados murcianos. Encima su intención es la de viajar a Lugo con la familia, compuesta por sus dos hijos y su hija, sin olvidar a sus dos nietas, Carla y Sara, quienes ya forman parte de forma oficial de la extensa familia murcianista. «Yo había sido del Real Madrid desde muy pequeño y estaba ya un poco harto de las mismas polémicas de siempre y que hoy día seguimos comprobando. Entre los amigos siempre comenté que me iba a hacer del Murcia y me decían que estaba loco porque en esa tierra sólo había pimientos, pero pude ver en directo un partido que terminó con empate a cero en El Sardinero entre el Racing de Santander y el Murcia y ya de forma decidida me dejé llevar por los colores murcianistas», comentó a este diario uno de los quinientos protagonistas que vivirán mañana en directo el partido más importante del curso.

Encima el destino quiso que en 1980 su lugar de destino para realizar el servicio militar fuera Cartagena. El tiempo que residió en la ciudad portuaria lo aprovechó, al margen de sus obligaciones militares, para desplazarse cada quince días a La Condomina cuando el Real Murcia jugaba en casa, ya que ahora le resulta complicado ver en directo al equipo murciano salvo cuando juegan por el norte de España: «Mi intención es estar en el partido con toda mi familia, pero habrá que ver si tenemos posibilidades de ver el encuentro junto a los aficionados murcianos. Somos abonados del fondo sur y nadie se puede imaginar lo que se meten conmigo mis amigos por mis colores, aunque no me importa. Lo que más les fastidia a todos mis conocidos es que encima hablo gallego».

Los sueños, las ilusiones, las esperanzas de los aficionados y el orgullo de recuperar una plaza en la categoría de plata que nunca debió perderse, son motivo más que suficiente para que los kilómetros sean lo menos siempre que la nave grana llegue al mejor puerto posible, al del ascenso.

Fuente: La Opinión

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