En la primera mitad fue cuando el Real Murcia demostró ser un gran equipo. Con la única excepción de los primeros minutos de partido, en los que se perdía el balón con facilidad, los grana fueron superiores a un buen rival gracias a la presión defensiva que empezaba con sus puntas y el equilibrio en el juego que daba Guillermo Pereyra. El medio argentino, una vez recuperado de una lesión muscular, debutó en nuestro equipo y demostró lo importante que va a ser en la propuesta de José Miguel Campos. A falta de media hora para el final del choque tuvo que ser sustituido porque su estado de forma no se encuentra al cien por cien.
El planteamiento del técnico murcianista recordaba, y mucho, al que ya realizó el San Sebastián. De hecho, los protagonistas y la disposición en el campo eran idénticas, con la única variación en la medular ya comentada de Guille Pereyra en sustitución del sancionado Álvaro Mejía.
Y llegó el gol. Fue a la salida de un córner. Sergio Fernández, forzado, no acierta a rematar. Bea, más allá del segundo palo, deja el balón con la cabeza atrás a Pedro, mejor situado para el remate, quien realiza un centro-chut que aprovecha Natalio para en boca de gol adelantar al Real Murcia.
De ahí hasta el descanso, el cuadro grana manejó perfectamente el encuentro. Se esfumaron los primeros acercamientos locales que conducían generalmente el ex grana Iñigo y la posesión era para los jugadores de Campos. Pero no se pudo ni se supo rematar en ese momento el partido cuando el rival estaba KO.
Se inicia la segunda parte de la peor manera posible. Posiblemente por falta de concentración nos crean una situación de peligro que da lugar al gol numantino. Curiosamente, y aunque en jugada, la concreción de una manera muy parecida a la nuestra. Después de que el balón se pasee por el borde del área pequeña sin encontrar remate, Nano recoge el balón por el flanco izquierdo, centra fuerte al corazón del área, donde remata en primera instancia Iñigo para que Del Pino remache en la misma línea de gol, ambos libre de marca.
El partido se abría. Y pasó a ser un partido trepidante. Un partido de idas y venidas, con continuas acercamientos a ambas áreas, muy dinámico. Impropio de Segunda División. Además los cambios de los técnicos provocaron que el ritmo no bajara. Estaba claro. Los dos querían la victoria. Pero, una vez más, el Real Murcia fue quien estuvo más cerca. Primero, porque tuvo la más clara cuando Natalio en un mano a mano con Eduardo, tras un excelente servicio de Capdevila, no supo acertar y envió el balón fuera, excesivamente cruzado. Fue una oportunidad de oro. Y segundo, porque en el ‘arreón’ de los últimos diez minutos el Numancia se vio agobiado y desbordado, pero ahora se falló en el último pase en situaciones muy ventajosas.
En definitiva, la victoria se resiste de momento esta temporada, a pesar de que ya se han hecho varias veces méritos de sobra para conseguirla. El sábado que viene, otra oportunidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario