martes, 11 de octubre de 2016

Abarca: «Me voy, ya casi he cumplido mi misión»

No ha pasado ni un año desde que Guillermo Martínez Abarca se hiciera cargo del Real Murcia, tras la muerte de Jesús Samper, pero el abogado murciano está agotado. No ha parado de correr de un lado para otro intentando buscar ayuda para el club que lleva en el corazón. Tras su llegada, junto al resto de consejeros, trazó una hoja de ruta con varios hitos que parecían imposibles para una institución distanciada de la sociedad murciana y a años luz de las instituciones y las empresas de la ciudad y la Región.

Pero tras casi diez meses, ha vuelto a salir el sol para la entidad grana. Abarca ha conseguido romper muros que parecían infranqueables. Nada más llegar, se puso manos a la obra para poner a los trabajadores al día. Una misión nada fácil teniendo en cuenta que los jugadores tenían tres mensualidades pendientes y los trabajadores, cinco. Después llegó el tira y afloja con los herederos de Samper para que firmaran el documento de la cesión de su 88% del club, una maniobra que permitió a su Consejo aprobar una ampliación de capital que abrió la puerta a la llegada de un nuevo propietario. Abarca había diseñado el escenario perfecto para que los murcianistas se hicieran los dueños del club de sus amores.

Pero, a pesar de que los murcianistas no han dado un paso adelante, Abarca no se rajó y sumó tres nuevos logros: implicar al tejido empresarial murciano, arreglar los problemas con el Ayuntamiento y conseguir el apoyo de la mayoría de los grupos políticos, y sacar adelante un nuevo convenio de acreedores ordinarios que sacude de un plumazo el peligro de liquidación hasta diciembre de 2019. Y todo eso, fijando abonos a bajo precio para que nadie tuviera excusa para no acudir a la Nueva Condomina. Ahora tiene encima el último reto: sacar adelante un acuerdo con Hacienda que permita al club seguir caminando sin tener la soga al cuello. En cuanto lo consiga, Martínez Abarca se va.

«Mi adiós no dependerá de la marcha deportiva, pero todo lo que vine a hacer se está cumpliendo. He luchado lo indecible y hemos conseguido una estabilidad para el club que antes era impensable. Si conseguimos llegar a un acuerdo con Hacienda, habremos logrado todo lo que nos marcamos y me iré», asegura el murciano. Su decisión no tiene marcha atrás. «Creo que es necesario que llegue una persona con más brío, aunque yo no soy nadie para nombrar a mi sucesor. Tampoco creo que la gente se mate por ser presidente del Real Murcia en estos momentos. Antes tengo que cumplir mi último reto que es encauzar un acuerdo con Hacienda. Esta semana o la próxima voy a ir a Madrid a sentarme con la Agencia Tributaria», asegura el aún presidente.

Obligación moral
Para Martínez Abarca el Murcia tiene futuro. «Vuelve la estabilidad a través del nuevo convenio y otra vez ha llegado gente hasta el club preguntando por la situación económica y pidiendo documentación. Pero siempre nos pasa igual, cuando todo lo demás va bien, nos falla la parte deportiva». La ampliación de capital, que se ha realizado hasta el final de año, es la rampa de lanzamiento perfecta para la llegada de un nuevo propietario. «Ahora es el momento de entrar en el Real Murcia. Se dan todas las facilidades. Por algo más de dos millones de euros cualquiera se queda con una mayoría suficiente de acciones. En un futuro no se sabe lo que pasará, si el Murcia sube, el precio será otro».

Con su gestión durante los últimos diez meses Abarca se redime de sus años junto a Samper, con el que compartió Consejo. «Nunca he sido un presidente que se lo haya creído. Me lo tomé como una obligación. Conocía los entresijos y los problemas y cómo se podían abordar. Podía gozar de los apoyos», asegura para explicar los motivos de su etapa en la presidencia. Su último gran éxito ha sido concienciar a los políticos murcianos de que el Real Murcia es algo más que un club de fútbol. «No puede ser que el Ayuntamiento de la ciudad y un club como el Murcia estemos disociados. Ellos están estudiando las fórmulas para ayudar al club. Saben que se trata de un asunto urgente y la mayoría de los partidos están en sintonía. El último acuerdo entre el club y el Ayuntamiento fue en 2009»

Las sensaciones de Abarca son agridulces, sobre todo porque a la buena racha en lo institucional no le acompañan los resultados en el terreno de juego. «Solo le puedo pedir paciencia a la gente, hay que esperar a que el equipo saque todo lo que lleva dentro. Fuera de casa parecemos un filial, como dice el entrenador. Habrá que sacar todos los puntos posibles de aquí a diciembre y, si podemos, traer algún jugador si lo necesitamos».

Fuente: La Verdad

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