lunes, 11 de abril de 2016

Paella, colas, cánticos y... sorpresa final

El derbi regional fue una auténtica fiesta en la grada que nadie se quiso perder. Los 18.003 espectadores que se congregaron en la Nueva Condomina disfrutaron de un buen partido entre los dos principales equipos de la ciudad de Murcia. Es la mejor entrada de las últimas temporadas, superando incluso la del reciente partido de la selección sub- 21, el duelo de 'playoff' de ascenso a Primera contra el Córdoba y el del año pasado ante el Hércules por volver a Segunda. La cifra supera además la cosechada esta jornada en todos los campos de Segunda y a muchos de los campos que ven fútbol de Primera cada domingo.

La grada tuvo un claro color grana, tan solo azulado ligeramente por más de mil seguidores del conjunto visitante que tiñeron de azul el quesito designado a la afición visitante, ubicado en el fondo norte. El murcianismo respondió a la llamada del club, que puso precios populares para lograr una gran entrada, pero el equipo no pudo llevarse la victoria pese a la brega mostrada y el empuje inconmensurable de su afición que no lo abandonó ni con el marcador en contra.

Desde por la mañana peñistas y aficionados propiciaron un buen ambiente en la sede de la Fepemur, donde calentaron motores para lo que iba a ser el gran partido con una enorme paella y una comida cien por cien murcianista en la que empezaban a hacer cábalas sobre lo que iba a pasar. Después de comer, la explanada de la Nueva Condomina empezó a poblarse de gente, al ritmo de una batukada, y hasta dos horas antes del partido ya se veían notables colas para que los últimos rezagados retirasen sus localidades. El club respondió a tiempo y decidió abrir las ocho taquillas del estadio para agilizar la venta de entradas y rebajar las colas, que se mantenían hasta instantes antes de arrancar el choque, con el consiguiente enfado de muchos aficionados.

El palco estuvo protagonizado por los dos presidentes. Tanto Guillermo Martínez-Abarca como José Luis Mendoza presenciaron juntos y con sosiego el transcurrir del encuentro, acompañados del concejal de Deportes, Felipe Coello, y de varios directivos de ambos clubes, junto al director general de Deportes Alonso Gómez López. En el encuentro entre los dos equipos de fútbol más representativos de la ciudad de Murcia no se dejaron ver por el palco ni el alcalde de la ciudad, José Ballesta, ni el presidente de la Comunidad Autónoma, Pedro Antonio Sánchez, que sí que habían apoyado al Real Murcia en el partido ante Marbella.

Con la salida de los jugadores al césped, los peñistas se hicieron notar en el fondo sur mostrando una pancarta con un claro mensaje hacia el equipo católico. 'Si lo nuestro es un pecado, no dejaré de pecar', recitaban al mismo tiempo que mostraban otra pancarta con el escudo del Real Murcia, justo detrás de la portería. Se notaron las ganas que había en el murcianismo de que se produjese este encuentro en sus propias voces.

El buen arranque de partido de los locales llegó con el empuje y los incansables cánticos de su afición. La excelente entrada que hubo en el estadio permitió que desde el fondo sur saludasen a los del fondo norte y juntos animasen a los suyos. En el minuto 15 los cánticos fueron para el eterno José Luis Acciari, actual técnico del Imperial, que portaba ese dorsal cuando defendía la elástica grana, y también con cariño para Kike Boned, que se situó en tribuna preferente, muy cerca del fondo de animación, con su hijo pequeño, y al que le quisieron hacer un guiño.

La grada vibró con cada una de las ocasiones que iba teniendo el Real Murcia en la primera parte. Unos se lamentaban y otros respiraban airosos. Los murcianistas se dejaban oír y seguían empujando a los suyos con sus cánticos, al mismo tiempo que veían cada vez más cerca el gol. Al descanso, la grada respiró y tomó fuerzas para la segunda mitad, un tramo del partido en el que los universitarios se mostraron más enteros y repuestos que en la primera y en el que a los granas les tocó pelear más para generar ocasiones.

Llegó el gol de Pallarés y la celebración efusiva de los universitarios, conscientes de la importancia de ese gol, que les permitía acariciar el liderato. Lejos de achantarse, los granas se vinieron arriba y empujaron con más ruido y fuerza que nunca. No podían abandonar a los suyos ahora. Pero al Murcia le faltaba aire y juego para volver a fabricar ocasiones. Esa impotencia hizo que la grada se cebase con la actuación del árbitro, que se mostró algo condescendiente con los azulones, que se propusieron que el partido desfalleciese a falta de diez minutos. Posibles agresiones, dolores repentinos y otras muchas más estrategias que les permitían ganar minutos al reloj ante la desesperación de la afición que se trasladaba a los jugadores.

Al final, la derrota no frenó el ánimo de una afición que se sigue sintiendo líder del grupo IV y en deuda con un equipo que lleva una constancia en sus resultados y un carácter en su juego que nadie puede discutir. Eo sí, en el último mes de competición no saca buenos resultados en casa y ha vuelto a desperdiciar una nueva oportunidad para dejar el liderato encarrilado y levantar de sus asientos al público para acabar haciendo la ola. Los que sí se levantaron y lo festejaron fueron los seguidores universitarios que celebraron el triunfo de su equipo por todo lo alto y sabiendo que ahora el liderato está a tiro de piedra.

Fuente: La Verdad

No hay comentarios:

Publicar un comentario