lunes, 27 de mayo de 2013

Cientos de hinchas indignados insultan a los jugadores a la salida del estadio

Empezó siendo una tarde de fútbol en la que el Real Murcia necesitaba ganar para seguir con vida en las dos últimas jornadas de Liga, pero acabó siendo una tragedia. Antes del pitido final y al ritmo de los goles de la Ponferradina los aficionados se volvieron contra el palco al grito de «¡Directiva pesetera!» y «¡Samper vete ya, fuera de la Región!». Y una vez que el colegiado decretó el final del encuentro, la grada estalló. De hecho, el presidente del Real Murcia permaneció en su asiento con las manos en la cabeza durante unos minutos.

Una masa de aficionados le esperaban en la zona de la escalera por la que el propietario del equipo grana tenía que abandonar el palco. Efectivos de la Policía Nacional y algunos de la seguridad privada contratados por el club se encargaron de que el abandono de los hermanos Samper, el resto de directivos y otros miembros técnicos del club fuera posible a pesar de los insultos y los amenazas. Pero una parte muy importante decidió esperar a la salida de los propietarios del club y de los jugadores en las dos rampas que dan acceso a la zona de aparcamiento por donde entran y salen habitualmente los protagonistas en cada encuentro que el Real Murcia disputa en la Nueva Condomina.

Incluso, a los pocos minutos de acabar el encuentro, más de trescientos aficionados enfervorecidos esperaban gritando «¡Samper vete ya!» y «¡jugadores mercenarios!», entre otros cánticos. De hecho, la Policía, de la que no dejaron de llegar efectivos una vez concluido el encuentro, tuvo que reforzar la seguridad en ambas rampas y bloquearlas impidiendo la salida de público VIP que posee plaza de aparcamiento en el estadio. Pero aunque muchos de los damnificados pudieron abandonar el estadio poco a poco, la afición más indignada se multiplicaba en las rampas dispuesta a no dejar salir a los jugadores y a los hermanos Samper.

De hecho, los jugadores grana que a cuentagotas salían del vestuario, hacían tiempo con sus familias y amigos en el aparcamiento. Las fuerzas de seguridad les recomendaron no salir. Hasta el autobús de la Ponferradina tuvo que esperar más tiempo de lo normal esperando a que la afición grana se calmase. Pero el grado de indignación era tal que Jesús Samper, una vez concluida su comparecencia pública, no se atrevió a salir por su lugar habitual. De hecho, una persona allegada al club procedió a sacar su coche de alta gama del estadio y llevarlo a otra puerta secreta por la que saldrían los Samper, el verdadero objetivo de los aficionados más irritados. Samper, a pie, salía por la puerta de atrás y despistaba a los aficionados del Real Murcia. Pero los jugadores tuvieron que esperar aún unos minutos más, no empezando a abandonar la Nueva Condomina hasta cerca de la nueve de la noche. Alguno, incluso, con lágrimas en los ojos y visiblemente afectado.

Los aplaudidos
El primero de los jugadores en abandonar la Nueva Condomina fue Acciari. El argentino comprobó cómo gran parte de los aficionados se volcaban sobre su coche y comenzaban a cantar consignas a favor suyo, que no se pudo resistir a soltar alguna lágrima. Igual que Albiol, a los que los aficionados reconocieron su honestidad y brindaron una sonora ovación. El valenciano, acompañado de su mujer, se mostraba muy afectado. El tercero en salir fue Kike García, que pese a errar dos o tres ocasiones claras de gol, recibió el cariño de los aficionados que premiaban su entrega. Pero otros jugadores fueron señalados por la afición la pasada semana. Los peor parados fueron Matilla o Paco Sutil, que fueron acusados de mercenarios por los más de 400 seguidores que seguían apostados en las inmediaciones del estadio grana y que en un primer momento intentaron entrar dentro de las instalación.

Onésimo, que no se dejó ver y que esperó dentro del estadio hasta bien avanzada la noche, se mostraba dolido tras acabar el encuentro: «Es un golpe durísimo para todos. Las circunstancias son muy complicadas, era un partido de ganar o ganar. Es muy difícil analizarlo pero tenemos que pensar quedar lo más arriba posible por si acaso. Por lo que pueda pasar. Es lo que dicta la situación», aseguró el vallisoletano en un discurso huérfano de credibilidad.

Onésimo no tiene más remedio que levantar la cabeza y seguir tirando de un grupo de jugadores que ya no cree en la salvación y que ya no solo dependen del Mirandés, sino también del Racing de Santander y del Huesca: «Hoy entrenamos y vamos a preparar el partido para intentar ganar en Alicante y luego a Las Palmas. Entiendo que la gente esté desolada. Estás destrozado porque ves sufriendo a gente que ha estado con nosotros siempre. Estamos ante la cara más amarga del fútbol», comentó.



Fuente: La Verdad

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