Iñaki Alonso (Durango, 7 de agosto de 1968) y Luis Guil (Sevilla, 17 de julio de 1971) se la juegan. Son los entrenadores del Real Murcia y del Club Baloncesto Murcia, dos entidades que la temporada pasada dieron un paso atrás y que ahora tratan de otro hacia adelante. Llegaron para recuperar la ilusión de los aficionados del fútbol y del baloncesto y, de momento, lo están consiguiendo. Al vasco aún le queda un tiempo para que llegue el momento definitivo; al sevillano le ha llegado la hora. Este viernes se la juega, aunque en la manga le quedará un as, puesto que en caso de derrota, quedarán los play off. Pero nadie quiere pensar en ello. Ayer se vieron las caras con motivo de la tertulia de Onda Cero que dirige Vicente Capapé con LA OPINIÓN como testigo.
«La semana pasada, antes del partido ante el Alcázar, ya notamos la presión. Pero la presión hay que canalizarla en sentido positivo; noto a los jugadores muy motivados y concentrados, muy confiados, pero ello no significa que se desprecie al rival. El viernes tendremos un pabellón lleno, pero tenemos jugadores han ascendido y saben convivir esa presión», manifestaba Luis Guil sobre la cita que tiene su equipo este viernes con el ascenso. A Alonso aún le queda tiempo para preparar ese momento que ya le ha llegado a Guil, pero el vasco no quiere dejar ningún detalle en el aire. Él ya tiene «la experiencia que viví en Irún y por ello es importante ir preparándonos poco a poco. Es cierto que tenemos jugadores, al igual que el CB Murcia, con experiencia, pero todos esos factores debemos canalizarlos en sentido positivo. Por eso sería positivo que cada día fuera más público, para habituarnos al ambiente», añadía el técnico grana.
Alonso y Guil tienen muchos puntos en común. Ambos son padres de dos niños, están en excedencia en sus empresas –el primero es ingeniero y el segundo empleado de banca–, y se la han jugado viniendo a Murcia. «Cuando llegué no fue fácil. Me encontré una situación casi de depresión, muy traumática. Tuvimos una pretemporada dura, con idas y venidas de jugadores. Pero ahora miras las caras de los jugadores y no tienen nada que ver con las que tenían en julio», explica el técnico de Durango. «A nosotros también nos costó encajar las piezas del puzzle, así como encontrar el espacio para cada uno de los jugadores. Pero vine a un club con un proyecto, con una ciudad detrás y una estructura de ACB. El descenso supuso dar un paso para atrás para dar dos hacia adelante», resaltaba el sevillano, mientras que su homónimo grana admitía que «a cualquier entrenador le seduce entrenar un equipo como el Real Murcia. Todos deseamos estar en un club grande y tener un proyecto a dos o tres años». Mientras que Guil tiene garantizada su continuidad en caso de ascenso, Alonso aún tiene que ganársela, ya que en su contrato no hay ninguna cláusula que le garantice la renovación.
Por el apoyo que están recibiendo de los aficionados, tanto Alonso como Guil se sienten «unos privilegiados». «Yo no estaba acostumbrado a tener siempre gente en los entrenamientos ni tanto seguimiento. Pero con la afición que tenemos es muy fácil. Lo más importante es que sabe estar en los buenos momentos y también en los malos», explicaba el vasco, mientras que su colega se mostraba convencido de que el Palacio de los Deportes se llenará el viernes: «Nosotros hemos dado cosas a la gente y hemos recibido. Por eso sé que el público nos va a llevar en volandas. Hemos tenido una media de tres mil espectadores durante toda la temporada, que es mucho en la LEB, y el otro día tuvimos 150 y porque no podían ir más», terminaba diciendo a la vez que ambos prometían apoyarse mutuamente acudiendo a los partidos decisivos de la temporada, como ya han hecho ambos en alguna ocasión durante el presente curso que esperan concluir con un sobresaliente en sus expedientes.
Iñaki Alonso: ´Con 12 años tuve que elegir entre el fútbol y el baloncesto´
Que Luis Guil, sevillano de nacimiento, sea futbolero, no es de extrañar. «Mi hijo me lleva loco con el fútbol pese a que juega al baloncesto y muchas veces lo llevo a Nueva Condomina», dice, a la vez que reconoce ser seguidor del Sevilla, «aunque que quede claro que yo quiero que ascienda el Murcia» en alusión a la pugna que mantiene el filial hispalense con los granas. Sin embargo, lo que no es tan habitual, es que un entrenador de fútbol también sea un buen conocedor del baloncesto. «Hasta los doce años estuve jugando el baloncesto y al fútbol», desveló ayer, para añadir que pudo compaginar ambas modalidades «hasta que un día, Juanjo Moreno, que era el jesuita que coordinaba el deporte en el colegio, me llamó al despacho y me sentó delante del entrenador de baloncesto y el de fútbol. Me hicieron elegir y me decanté por el fútbol», recuerda de su truncada carrera como alero del equipo de su colegio y del inicio de su larga trayectoria como mediocentro.
Fuente: La Opinión
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