Y todo en menos de un año. Del abismo al éxito en apenas unos meses. El fútbol es el deporte de las segundas oportunidades. El pasado mes de junio rechazó un lanzamiento desde el punto de penalti, pero la pelota fue a rebotar en su pie y se metió dentro de la portería. Era el descenso en Montilivi. El Real Murcia volvía al infierno de Segunda B.
Alberto salió del vestuario aquella tarde en estado de shock, aturdido y sin saber muy bien dónde estaba, ni qué había pasado.
Apostó por quedarse en el Real Murcia, siguió adelante y pasó el verano dándole vueltas a la cabeza. «Me puse varias veces la jugada, quería saber qué había pasado, cómo el balón se metió dentro. Pero eso ya está pasado. Ya no pienso en la tarde de Gerona, no se puede vivir así. Sólo pienso en el futuro», reconoce ahora el portero, que se toma con total tranquilidad sus éxitos.
Alberto está dedicado a sus entrenamientos, a sus hijas y a sacarse un curso de cocinero profesional, su segunda pasión después del fútbol. El resto de compañeros de vestuario ya han probado sus virtudes entre fogones gracias a un arroz que cocinó en Cobatillas.
Mientras entrena y cocina, va consiguiendo los mejores números de su carrera y acercar cada día más a su equipo a un nuevo futuro.
Y el futuro pasa por el ascenso. Quedan cuatro partidos para finiquitar una larga liga y dos más si el Real Murcia es capaz de conservar su primera plaza y jugar una eliminatoria contra otro primero que lo puede colocar directamente en Segunda División en sólo dos partidos.
Esta tarde es el Lorca. Después serán el Caravaca, el Jumilla y el Puertollano. Pero el objetivo en la plantilla pasa por dejar sentenciada la lucha por el liderato en dos encuentros más. El primero, ganar hoy en Nueva Condomina. El equipo de Benigno Sánchez está en desahucio. Demasiadas derrotas acumuladas y demasiados puntos perdidos. Si el Murcia lleva ocho partidos sin perder, el Lorca lleva seis sin ganar. La derrota de la pasada jornada contra el Alcalá, un rival directo, es la que más daño ha hecho. Por eso hoy el Lorca se juega la vida. El Murcia también. El partido promete máxima tensión porque ambos necesitan marcar pronto.
Sobre el papel, el Lorca, en puestos de promoción, lo va a tener mucho más complicado. Alberto sólo ha recibido 16 goles en 34 partidos. Más eficacia es imposible. Su coeficiente es de 0,47 goles por partido. El de Valdés, en el Barcelona, es de 0,53.
Alberto está logrando enterrar un suceso, el del descenso en el último minuto, que marcará su carrera para siempre.
Otros futbolistas no están teniendo tanta suerte y viven con más drama el camino hasta el ascenso. Es el caso de Albiol. Su nombre está grabado en la jugada que dio lugar al penalti que rebotó en el pie de Alberto y que hizo al Real Murcia descender.
Albiol aún no lo ha olvidado y en numerosas ocasiones ha asegurado que hasta que el Real Murcia no vuelva a Segunda División no estará tranquilo.
Aunque titular indiscutible con Iñaki Alonso, el centrocampista ha tenido una temporada más irregular que su compañero, con partidos importantes y otros bastante grises.
Desde hace dos jornadas ve los partidos desde la grada ya que cayó lesionado en el bronco encuentro que el Murcia disputó en San Roque de Lepe y se va a peder lo que queda de temporada.
Albiol es una de las bajas del partido por lesión junto con Carles, también lesionado. Pero además, a estas alturas de la competición las tarjetas comienzan a pasar factura y esta jornada obligan a descansar a Gago, que será sustituido en el lateral derecho por el canterano Mario Marín, y a Richi, cuya plaza será ocupada por Urzaiz o Cámara.
El resto del equipo será el mismo de siempre. Con Óscar Sánchez y Pedro recuperados de unas molestias físicas, el resto del once titular estará integrado por los jugadores que cada jornada repiten titularidad.
Si el Real Murcia tiene bajas, el Lorca tampoco llega al cien por cien. La acumulación de tarjetas deja fuera de este partido a Jaime, el máximo goleador del equipo lorquino. Los puntos son vitales para los dos equipos y el partido está rodeado del ambiente de los derbis regionales, pero por si fuera poco, en el Real Murcia esperan el partido con más ganas de lo normal. El choque de ida en el Artés Carrasco tiene la culpa.
Allí perdió el Real Murcia, allí se dejó el liderato y tres futbolistas fueron expulsados: Abraham, Kike y Óscar Sánchez. Desde entonces en el vestuario del equipo grana buscan una victoria que les haga olvidar el mal partido y, de paso, los coloque más cerca de finiquitar la lucha por el liderato.
Pero a pesar de las ganas que hay en el vestuario murcianista, Iñaki Alonso sabe que el partido no va a ser fácil. «Tenemos que salir al campo con un cuchillo entre los dientes», dijo el técnico grana después del último entrenamiento de la semana, y reconoció que quieren sacarse «la espina clavada que tenemos desde el choque de la primera vuelta, en el cual nos vencieron».
El Lorca Atlético está con el agua al cuello. Si pierden tras la victoria del Real Betis B gana en casa contra el Ceuta se colocarán en posición de descenso directo. Máxima tensión para el partido, aunque sea en Segunda B.
Alberto juega en Segunda B, pero vive en otra liga y sueña con otra competición. Lo dicen sus números, más propios de jugadores que compiten en otras galaxias futbolísticas. No hay quien le marque un gol. No hay quien le meta una pelota.
A estas alturas de la competición ya nadie duda que el éxito que el Real Murcia está logrando esta temporada es un trabajo de todo el equipo. Nadie discute que si apenas llegan balones a la portería grana es porque los once futbolistas hacen una importante labor de presión y desgaste. Pero a estas alturas lo que ya nadie niega es que cuando todo falla y el balón recorre más metros de los que debe, cuando aparece por el área y se acerca a la meta, todos miran a Alberto Cifuentes esperando que solucione la papeleta y resuelva el problema.
Fuente: La Verdad
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