- Hágame un resumen de sus cien días como entrenador del Real Murcia.
- Sinceramente, han ido mejor de lo esperado. La pretemporada fue muy convulsa porque no sabía qué jugadores se quedarían y cuáles no, pero al final todos lidiamos el problema con estilo.
- ¿Cuál es su mejor recuerdo?
-Después de ocho horas de viaje llegué a Murcia con mis bermudas, bajé del coche y vi el estadio, los aparcamientos, las oficinas... quedé impresionado y pensé: he venido a un sitio grande. Vengo de clubes muy humildes y la sensación que tuve al llegar al Real Murcia fue algo que se queda en la retina para siempre.
- ¿Le gusta la ciudad?
- Murcia es luminosa, tiene una luz inigualable. Cuando hace unos días volví a mi casa de Durango (Vizcaya) después de dos meses me pareció todo muy oscuro, triste y apagado.
- Y cuando le llamaron del Real Murcia, un club que está en el lado opuesto de su vida en el País Vasco, ¿qué pensó?
- Me sonó a equipo importante. Bueno, para ser sincero se me abrió el cielo. Después de la trayectoria que había hecho en el Real Unión pensé que iba a seguir en la rueda de los que entrenan en Segunda División. Fue una decepción lo que pasó, hasta que llamó el Real Murcia. Para mí es un gran paso adelante, muy importante, algo diferente a lo que hasta ahora ha sido mi trayectoria profesional.
- ¿No es demasiada presión llegar a un club en el que sólo vale el ascenso?
- Bueno, en el fútbol hay que saber dónde estás. Aquí eres Dios o no tienes ni idea con mucha rapidez. Sé que me pueden echar a la calle cualquier día, pero hasta ahora me han puesto la alfombra roja en los sitios en los que he estado. Si yo tengo suerte, el Real Murcia tendrá suerte. Pero si finalmente el equipo no asciende me veo entrenando un año más en Segunda B porque soy de los que le coge cariño a la gente y a los sitios y no me rindo fácilmente. Muchos me advirtieron, ' a ver dónde te metes', pero la vida son objetivos y ambiciones y yo ya sé lo que es ascender.
- ¿Puede confesar cuál es la fórmula mágica para salir de Segunda B?
- Para empezar, si no confluye todo el entorno en un mismo objetivo, si hay crispación, mal ambiente o tensión en los polos que rodean al equipo, será muy, muy complicado ascender, porque al final la presión que soporta la plantilla es insostenible y eso siempre se vuelve en contra. Desde que llegué estoy contento con el ambiente, el equipo se siente arropado.
- ¿Se respira ambiente de club ganador?
- Vamos poco a poco, pero estoy infinitamente satisfecho porque el equipo ha crecido mucho en las últimas semanas. Antes, en el ambiente, en la cabeza de cada jugador, se respirada la idea de que 'somos los pupas', 'al Real Murcia siempre le pasa algo'. Eso está cambiando, hay jugadores que están creciendo. Llegaron a Murcia para marcar diferencias, eran jugadores ganadores, lo habían hecho en otros equipos, pero aquí la temporada fue un desastre. Los futbolistas necesitaban creerse importantes y no tener miedo a nada. Ahora me gusta mi equipo porque su mentalidad ha cambiado.
- ¿Está convencido que tiene equipo para ascender?
- Tenemos posibilidades de conseguirlo, pero también tenemos limitaciones que tratamos de esconder.
- ¿Y también está convencido de que en Segunda B se puede jugar bien al fútbol?
- Lo intentamos cada partido, cada domingo, sobre todo en Nueva Condomina, pero no nos podemos engañar, en Segunda B no hay posesiones largas, ni pausas, ni espacios ni tiempos. Todos queremos que el Real Murcia juegue al fútbol; unos días se puede y otros es imposible. Es necesario acostumbrarse a que esta es la realidad, a que somos los primeros y no queremos soltar el liderato, a que cada día tenemos más presión, pero no hay que tener miedo ni vértigo al éxito y hay que intentar darle a la gente lo que quiere.
- ¿Cómo acepta la críticas?
- Ocho ojos ven más que dos, así que las acepto bien desde el respeto, si son objetivas y fundadas en hechos. ¿Por qué no puede aprender un entrenador de sus jugadores o de un periodista?
- Desde que eliminó al Real Madrid cuando entrenaba al Real Unión se situó en el mapa del fútbol nacional, la prensa de Madrid lo quieren, su trayectoria deportiva está impoluta, ¿qué queda del ingeniero industrial que entrenaba en Preferente?
- En el fútbol es difícil no morir de éxito, pero es que yo intento ser normal y muy natural y tengo claro que son los jugadores los que hacen buenos a los entrenadores, si ellos no quieren, nunca podrás sacar el rendimiento que te lleva al éxito.
- ¿Tiene muchos amigos en el mundo del fútbol?
- El fútbol te da muchos amigos... y luego llegan las decepciones. Es en los momentos malos cuando ves quiénes lo son de verdad. Hasta ahora me considero con suerte pero la pasada temporada, que fue muy dura, vi de cerca quienes lo eran y quienes no.
- ¿Le han servido de algo sus conocimientos matemáticos y físicos a la hora de que la pelota entre en la portería contraria?
- Pues sí. Cuando tuvimos tantos problemas con los árbitros hicimos en el vestuario la Espina de Pez, que es una técnica de resolución de problemas. Analizamos los por qués de lo que nos estaba pasando y buscamos soluciones.
- ¿Y cómo soluciona el bajón del equipo en los últimos partidos?
- Es verdad que las dos últimas jornadas no han sido buenas. En Yecla tuve dos decepciones. Una porque o no preparé bien el partido o no me hice entender y la otra porque nos faltó capacidad de reacción. Esta semana el trabajo ha sido espectacular. Creo que vamos por el buen camino.
- ¿Le sorprendió todo lo que pasó dentro y fuera del campo en el partido en Yecla?
- Bueno, bueno, lo que viví allí fue completamente nuevo para mi. Cuando iba a los campos fuera del País Vasco me llamaban terrorista, vasco o etarra, pero en los partidos entre equipos vascos todos se respetan, hay rivalidad, pero todos se sienten orgullosos de ser lo que son, de sus raíces y sus tradiciones. En Yecla el ambiente de crispación no me lo esperaba en contra del Real Murcia.
- ¿Es nacionalista?
- Soy vasco y me parece una maravilla donde he nacido, la gente es noble y quiere a su tierra. Las raíces te marcan muchísimo, a mí me gusta mi tierra y me ha aportado muchos valores, pero hay una diferencia entre ese sentimiento y los pensamientos más radicales y extremistas. En el País Vasco el Athletic es una religión, da valores y habla mucho de cómo son los vascos. Queremos sacar lo mejor de nuestra tierra y ponerlo a jugar en Primera División, mostrar que somos buenos y que podemos estar al nivel de los más importantes.
- ¿Echa de menos Durango?
- Echo de menos a mi familia porque al final son ellos los que están a las buenas y a las malas, pero todo lo demás en Murcia está siendo precioso, hemos hecho un gran equipo y me siento súper a gusto. Son cien días. Ojalá sean muchos cientos más.
Fuente: La Verdad
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