Miguel Ángel Cámara, alcalde de Murcia, sabe que está atado de pies y manos porque el Ayuntamiento no puede interferir en el devenir de una sociedad privada como es el Real Murcia. Pese a ello, tras el descenso del equipo a Segunda B, la primera autoridad local, que sostiene que Jesús Samper, máximo accionista de la entidad, debe marcharse "junto a todos los suyos", está promoviendo una plataforma para "recuperar el tiempo perdido", según fuentes municipales.
Ex jugadores, empresarios vinculados al fútbol y periodistas formarán parte de un grupo que comenzó a fraguar ayer el concejal de Deportes, Miguel Cascales.
Promover soluciones a la situación actual de la entidad es el objetivo primordial. Cámara es consciente de que tendrán que contar con Jesús Samper para seguir dando pasos, pues posee la gran mayoría de las acciones, y ya ha dejado claro en más de una ocasión, que no está dispuesto a venderlas salvo que recibiera oferta seria y fiable, que hasta el momento no se ha producido. "Habrá que hablar con el club", sostienen desde el Ayuntamiento.
Pese a que tanto el alcalde como el concejal de Deportes han hablado en las últimas semanas de planes alternativos al proyecto de Jesús Samper, en el club grana aseguran que no les ha llegado ninguna propuesta seria para cambiar la propiedad.
También ha trascendido que una de las opciones que barajaría el Ayuntamiento como alternativa a los graves problemas financieros del Murcia, sería dar protagonismo al Sangonera Atlético, que también está en Segunda B, algo jurídica y económicamente inviable si lo que se pretende es que sea el primer equipo de la ciudad.
Otro de los objetivos del Ayuntamiento es que sea "gente que siente los colores del club" los que se hagan cargo de la entidad, es decir, que pasen a gobernar el Real Murcia personas de la tierra. En cualquier caso, el principal escollo para los planes del alcalde es la intención de Samper devolver al Murcia al fútbol profesional. "En los momentos difíciles es cuando más me crezco", dijo nada más terminar el partido ante el Girona que supuso el regreso a Segunda B después de 3.282 días y 412 partidos.
Fuente: La Opinión
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