El Real Murcia va en caída libre hacia la Segunda B. La enésima derrota en la casa del Cádiz dejó al elenco grana con pie y medio en la categoría de bronce. Matemáticamente aún tiene opciones de conseguir la salvación, pero la canción suena a utopía. Y más aún cuando desde el propio vestuario pimentonero le han bajado el pulgar a los planteamientos del entrenador José González.
La afición está molesta con la imagen que viene dando el equipo y por el claro olor a descenso que desprende. Hay muchos frentes que creen que un cambio en el banquillo sería la última carta que puede cambiar el trágico final. Y desde el seno del grupo también sostienen esa hipótesis. Los pupilos no confían en el entrenador gaditano. Fuentes cercanas a la ‘caseta’ aseguran que son varios los futbolistas que transmiten la idea de un relevo en la conducción técnica. La mano blanda que ha impuesto José González le está pasando factura. Se ha quedado solo ante el peligro.
Cuatro son las jornadas que restan para terminar la Liga. El Real Murcia necesita sumar al menos 10 puntos para mantener alguna opción. Teniendo en cuenta que de los últimos 24 puntos disputados sólo ha cosechado 3, el panorama pinta negrísimo.
La cúpula grana, encabezada por el dueño Jesús Samper, no tiene intenciones de cambiar nada. Por confianza o por simple ‘pasotismo’, el máximo accionista mantendrá a González al frente del barco hasta que se obre el milagro –todo puede pasar con un balón rodando, aunque es lo menos probable– o se certifique el fracaso deportivo de la última década.
Las esperanzas escasean en la casa murcianista. El golpe sufrido en Cádiz ha movido los cimientos y todo hace pensar que se avecina el derrumbe de un equipo que inició la temporada mirando a Primera y está muy cerca de terminarla en el hoyo de la Segunda B. Nadie confía en la salvación y más aún si permanece José González en el banquillo.
Fuente: El Faro
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