miércoles, 5 de mayo de 2010

Frenazo al diseño del nuevo Murcia

El diseño de lo que será el Murcia de la temporada 2010-2011 se ha visto obligado a pasar a un segundo plano en los despachos de Nueva Condomina, principalmente porque el equipo ha vuelto a complicarse la vida tras los últimos malos resultados y porque es posible que tenga que luchar por salvar la categoría hasta la última jornada del torneo liguero.

Aunque los granas ya arrancaron la temporada de forma pésima, la calma se encontró un poco tras la llegada de José González al banquillo y la salida del anterior técnico, José Miguel Campos. De hecho, desde el mes de enero se produjo cierta estabilización en el aspecto deportivo, el equipo comenzó a emitir buenas sensaciones tanto en casa como fuera y encima se llegó a conseguir un colchón de cinco puntos sobre los puestos de peligro.

Entonces corrían buenos tiempos para la familia murcianista. Tiempos que se han visto truncados después de que el equipo sólo haya sido capaz de sumar un punto en las últimas cinco jornadas. De hecho no está ocupando puestos de descenso por casualidad, pero la delicada situación en la clasificación ha sido motivo más que suficiente como para que se produzcan instrucciones claras para que nadie mueva un dedo con vistas al próximo ejercicio. La idea de los rectores granas era comenzar, precisamente en mayo, a planificar la siguiente temporada, pero pensando que va a ser en Segunda, algo que nadie puede asegurar.

Los malos resultados han frenado en seco cualquier posibilidad y va a ser muy difícil que se adelanten aspectos importantes del futuro hasta que acabe la temporada, ya que a día de hoy nadie puede garantizar que el Murcia va a lograr la permanencia.

El primer capítulo que se quería poner encima de la mesa era la posible renovación del técnico, José González, quien dejó un buen sabor de boca entre los directivos tras hacer reaccionar al equipo y sacarlo de los puestos de descenso. En los despachos gusta mucho su método de trabajo y el hecho de que sea un 'hombre de club', pero la realidad es que los tropiezos del último mes y medio han sembrado algunas dudas entre los responsables y el ofrecimiento de que renueve ya no está tan claro como antes. Algunos aspectos claves como que se ha perdido la solidez, la eficacia y la seguridad que llegó a mostrar la plantilla actual, han sido motivos más que notables como para que haya que pensarse dos veces la renovación del entrenador gaditano. A su favor cuenta con que no es ni mucho menos de los técnicos más caros de la categoría, y que su método de trabajo es bueno, al menos en la teoría. Pero los profesionales del banquillo viven de los resultados y a día de hoy nadie puede garantizar en Nueva Condomina que González vaya a seguir comandando la nave grana el próximo curso.

Dentro de la planificación, que se ha quedado estancada por ahora, había tres ideas que conforme pasaban los meses fueron tomando cuerpo. La primera era la cuestión de las salidas. Ya estaba más o menos claro, a tenor del criterio del entrenador, que había futbolistas de la plantilla como Luque, Van den Boogart e incluso Mario Rosas que podían tener su destino lejos de Nueva Condomina a partir de junio, pero ahora mismo nadie se atreve a comentar nada sobre este asunto. Todo está parado.

Otra de las novedades es que se iba a buscar dentro del mercado y de las posibilidades de la entidad tres o cuatro refuerzos para dotar de más consistencia la columna vertebral del equipo, sobre todo el centro del campo. En principio se iba a tratar de aprovechar a algunos jugadores que, aunque este año no han podido brillar por distintas circunstancias, tanto los aficionados como los técnicos saben que tienen hueco en una plantilla como la del Murcia. El propósito más urgente era reforzar a toda costa la delantera y el centro del campo, las dos parcelas por las que el Murcia hace aguas y por las que va a sufrir hasta el final en la agónica lucha por salvar la categoría.

La última idea, por otra parte, era la de 'atar' a cuatro o cinco de los canteranos que militan en el equipo de Segunda B con la promesa de que en dos temporadas pasarían a formar parte de la primera plantilla como refuerzos, aunque el próximo curso seguirían compitiendo con la camiseta del Imperial. Todas las intenciones eran buenas, pero ahora mismo se quedan sólo en intenciones, ya que la salvación del equipo está incluso por encima de la planificación del próximo ejercicio.

Fuente:
La Opinión

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