lunes, 17 de mayo de 2010

Fin a la maldición del penalti

Los nervios en Nueva Condomina se pusieron a flor de piel cuando en el minuto treinta y nueve, el colegiado Ceballos Silva decretó penalti por mano dentro del área de un jugador del Villarreal B. Teniendo en cuenta que los granas han fallado los siete penaltis que les han señalado desde que arrancó la Liga, los murmullos y los malos presagios comenzaron a inundar las gradas del estadio.

Tras haber renunciado Natalio a lanzar las penas máximas, ayer cogió el balón armado de confianza Miguel Albiol. Engañó al portero y coló el esférico dentro de la red, pero el árbitro mandó volver a repetirlo. Una parte del público se encomendó entonces a la Virgen de la Fuensanta y la otra a la pitonisa de Paco Gómez, el presidente del Cartagena
Acto seguido abrazó el balón Sergio Escudero, el canterano por el que el Murcia espera recibir una buena oferta el próximo verano. "Pobre chaval la faena que le ha tocado", "Ni canteranos, ni veteranos, otro penalti que vamos a fallar", eran algunas de las expresiones que se escuchaban desde la zona en la que se ubican los periodistas.

Bueno, pues el canterano se tomó tanto interés por marcar elpenalti y por poner la pelota en el sitio al que no pueden llegar los porteros que hubo hasta unas décimas de suspense después de disparar. El balón rebotó en el travesaño y tras golpear contra el césped nadie en el estadio abrió la boca hasta que el esférico tocó las redes de la parte superior de la portería defendida por Flor.

Se ponía fin de esta manera a una pésima racha en la que Bruno, Óscar Sánchez, Natalio y Luque no fueron capaces de conseguir un gol desde el punto fatídico. Más curioso fue el caso del lateral murciano. Curiosamente en el choque de la primera vuelta ante el Villarreal B, Óscar Sánchez lanzó un penalti y lo falló, pero el colegiado mandó repetirlo de nuevo, vamos como ayer. Entonces el ex del Valladolid volvió a fallarlo en segunda instancia. El colmo de la mala suerte. Al final el maleficio se rompió en las botas de Sergio Escudero, aunque con mucho suspense.

Fuente: La Opinión

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