–¿Se ha olvidado del fútbol estas semanas o sigue entrenando?
–No he parado. Un amigo mío tiene un centro de alto rendimiento y entreno con él. Aparte salgo con la bicicleta y hago rutas por Puerto Lumbreras. No iré de vacaciones fuera de la Región y seguiré entrenando. Iré con mi familia a Calabardina, cerca de Águilas, pero poco más. Tengo comprobado que si paras en seco, luego cuesta mucho arrancar.
–Espera un verano tranquilo.
–Era mi objetivo, saber pronto dónde iba a jugar. Quería estar cerca de casa. Conozco el club, estoy contento, me tratan muy bien.
–¿Satisfecho con la renovación?
–Me llena el Real Murcia por la masa social que tiene, con uno de los campos más bonitos donde he jugado. El club, pese a todo lo que ha pasado, es una familia que cuida mucho al futbolista. Eso lo agradezco. Está pasando por una mala situación económica, pero es un club muy grande.
–Será su tercer año de grana.
–El primero fue muy bueno. Quitando las tres sanciones que tuve y algún partido que me perdí al principio de Liga por una bajada de defensas, fue una buena temporada para mí. Me pude quitar la etiqueta de jugador que se lesionaba mucho. Son rachas físicas por las que todos pasamos.
–El segundo no fue tan bueno.
–Se juntaron varias cosas. Comencé jugando, pero tuve que apartarme del equipo unos días por ser contacto directo de un positivo. Estuve diez días en casa sin poder entrenar y perdí la titularidad. Luego entró Miguel Muñoz y aprovechó la oportunidad. El entrenador le dio continuidad y lo respeté. Cuando volví a jugar llegó la paternidad y no pude salir del hospital hasta que le dieron el alta a mi mujer. Fueron un conjunto de circunstancias que no me favorecieron en nada.
–Manolo Molina demuestra tener mucha confianza en usted.
–Es el que más me conoce y el que sabe qué rendimiento puedo dar. Cuando decidí salir del Valencia, él apostó por mí. Me fichó para La Hoya y estuve cuatro temporadas con él. Sabe todo lo que he pasado. Llegar a un sitio nuevo y encontrarte con gente de tu confianza también es importante para él. Le estoy agradecido; yo también confío en él.
–Se le exige casi un milagro.
–Lo ha hecho otras veces. Con presupuestos muy pequeños ha conseguido hacer equipos de 'playoff' y ha logrado sacar de la nada a buenos jugadores y empujarlos al fútbol profesional. Su llegada me dio confianza para seguir, a pesar de que tenía ofertas importantes en otros sitios. Pero quería quedarme en el Murcia.
–Tendrán mucha presión.
–Después de no lograr el objetivo de subir el año pasado tendremos más exigencia esta temporada. Pero si la presión es para motivarnos, es buena. A los futbolistas nos gusta tenerla, el deber de salir a ganar cada partido. Es la exigencia y hay que aceptarla siempre que sea sana.
–¿Qué intentará aportar?
–Mi experiencia, tanto fuera del campo como dentro. No es que yo vaya a ser un entrenador en el campo, pero creo que puedo ayudar a la hora de defender, de colocarnos, de transmitir lo que quiera el entrenador. Me gusta comunicarme y hablar mucho para ordenar la defensa.
–El club necesita jugadores implicados con el objetivo.
–El que venga debe saber qué tipo del club es el Real Murcia. Si no eres consciente, lo averiguas cuando llevas aquí dos semanas. El año pasado puede que algunos no fueran demasiado conscientes.
–¿Cómo fueron sus experiencias anteriores en la Región?
–En La Hoya el equipo era nuevo, estaba en construcción. El ambiente era muy familiar y el club, en pocos años, consiguió un objetivo muy bonito. No teníamos la presión mediática de un club grande. En Cartagena sabes que año tras año el objetivo es subir a Segunda, con una afición exigente y un proyecto muy serio, con jugadores con muchos galones. Allí, desde el primer momento, sabías que tenías que jugar 'playoff' e intentar ascender.
–¿Y su actual equipo en qué se diferencia de los otros dos?
–El Murcia es un club enorme, para mí el más grande de los tres en cuanto a masa social y reconocimiento. Se vive un ambiente de fútbol muy bonito. Este año no podemos aspirar al fútbol profesional, pero debemos llevar al club donde se merece.
Fuente: La Verdad
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