lunes, 12 de agosto de 2013

Velázquez: «El trabajo del director deportivo me parece brutal; al final tendrá su recompensa»

Julio Velázquez se enfrenta a un verano anómalo, obligado a encajar un puzzle con las piezas justas -algunos jugadores casi se van a tener que aprender el nombre de sus compañeros sobre el mismo campo-, obligado a enterrar un pasado tiznado y obligado a estimular a una afición anémica que, tras dudar entre el apoyo, el cabreo y la abstinencia, parece decantarse por lo primero. Es un reto, sin duda. Velázquez es ante todo un entrenador muy joven, 31 años. A su favor tiene el arreón anímico de una permanencia inesperada y el entusiasmo de su juventud. Esas serán sus armas para desoxidar a un club que necesita de ración doble de ilusión como el comer. Velázquez ha establecido una norma en su relación con los medios: solo concede una entrevista por medio en cada vuelta. Esta, su primer cara a cara en Murcia, tiene lugar en la Nueva Condomina. Aspecto atildado pero juvenil, con barba 'actual', ni mínima ni rabínica, afable pero contenido, dice que no se le obligue a sonreír mucho y empieza desgranando la cartografía de su vida en Murcia: vive en El Ranero junto a su novia de toda la vida, no está casado ni tiene hijos, se levanta todos los días a las seis y media de la mañana para correr media hora y califica Murcia como una ciudad funcional donde le encanta vivir. Le gustan el cine, el teatro y la lectura.

-Aprovecho el cine para desconectar un poquito y soy capaz de reír o llorar, por qué no. Ante todo, me gusta la naturalidad. Llevo desde pequeño viviendo en diferentes ciudades y haciendo labores de hogar, no se me caen los anillos, también me gusta la buena mesa, eso sí, soy horroroso en la cocina, pero me encanta un buen platito de jamón de Jabugo. Soy un privilegiado por hacer lo que hago y, ante todo, estoy feliz e ilusionado.

-¿Pese a la extraña pretemporada que ha vivido? ¿Cómo se prepara un equipo cuando falta la mitad del equipo?
-Lo primero, intentando adaptarse. No desgastándose con lo que no hay y sacando rendimiento a lo que hay. La situación es la que es, pero a mí en la vida me gusta ser positivo y mirar hacia adelante. Al llegar, la verdad es que había un número bastante reducido de efectivos, pero luego se ha ido completando con gente de la cantera, todos con una actitud encomiable, y poco a poco se van incorporando jugadores y con ellos los principios de nuestro estilo de cara al campeonato. Siempre con un nivel de ilusión extraordinario.

-Sí, pero queda poco más de una semana para que empiece la Liga y le falta parte del equipo. ¿Le preocupa?
-Yo estoy muy contento con lo que hay. No tengo quejas. Estoy contento con todos los jugadores que están llegando. El nivel de compromiso es importante.

-Es usted un entrenador muy joven, aunque con experiencia. ¿Entiende que su juventud pueda generar algunas dudas?
-Estoy acostumbrado a eso desde que empecé a entrenar en categoría senior. El fútbol es mi pasión, no es un trabajo. Siempre he tenido gente mayor que yo a quien entrenar. La clave es ir de cara y ser honesto, con el que tiene 16 años y con el que tiene 37.

-¿Le ha gustado siempre más entrenar que jugar?
-Sí. Empecé a entrenar con 15 años. Siempre fui un loco de las alineaciones, los sistemas, del dibujar en folios partidos de los Mundiales, las Eurocopas, o encuentros de las categorías en las que he entrenado. Es algo vocacional.

-Usted no ha sido jugador. ¿Considera que se puede ser buen entrenador sin necesidad de haber sido antes jugador?
-Yo respeto todos los puntos de vista. Cada uno que opine lo que considere, aunque mi opinión es que son dos roles diferentes. A partir de ahí no valoro si hay que haber sido jugador previamente. Yo me dedico a lo mío y entiendo que estamos en un ámbito en que todo vale. Yo me dedico a ser profesional y ya está.

- ¿Cómo ve la plantilla? Los jugadores que han venido hablan de ilusión y compromiso, parecen tener una piel distinta a los del año pasado, pero ¿no le parece que tienen poca experiencia en Segunda y demasiada en Segunda B?
-No se puede generalizar. Cada jugador es un ente aparte. Eso de las experiencias es relativo. Al final, importa más la capacidad de cada uno para sacar provecho de ellas, para reflexionar y, a partir de ahí, tener la capacidad para mejorar en el presente. Todos han venido muy ilusionados, sabiendo cuál es el objetivo de la temporada.

-¿Cuál es?
-No pensar más allá. El objetivo prioritario es conseguir la permanencia y, a partir de ahí, Dios dirá. Los jugadores quieren hacer una temporada bonita, agradable, que los aficionados y todos consigamos disfrutar con el equipo y que crezcamos desde el colectivo.

-Para usted es fundamental el compromiso. Al menos, lo ha nombrado a lo largo de todo el verano. ¿Insiste mucho por lo que pasó el año pasado, por los problemas con las juergas y episodios nocturnos?
-No. Del año pasado no tengo nada que decir. Ni soy la persona adecuada ni debo decir nada. Yo hablo del presente. Lo digo porque así es como concibo la vida en general y el fútbol en particular. El nivel de compromiso tiene que ser máximo y por eso lo digo.

-¿Ha dado alguna orden para hacer más riguroso el régimen interno del club en cuestión de salidas nocturnas?
-No. Es que en el momento en que estás hablando estás dudando. Yo concibo la profesión con normalidad. Es absurdo y es perder el tiempo desgastarse con ciertas historias y hablar del pasado. Hay que centrarse en el presente. Mi objetivo es que la ilusión, las ganas y la motivación con las que he venido pueda transmitirlas al grupo, y luego a la afición y los medios. Y que eso lleve implícito pasar una temporada normal.

-¿Y cuál es la receta para ilusionar a la afición?
-No es cosa mía solo. Tenemos que ser todos. En mi caso como máximo responsable de la plantilla, intentando ser honestos y profesionales. Trabajando de lunes a sábado para ser competitivos. A partir de ahí no depende solo de mí o de otro que la afición vuelva. Tengo que decir que estoy contento con los mensajes que me está dando la afición. Todos son de ánimo hasta ahora en lo poquito que he podido pasear por la ciudad. Mi perspectiva general es de normalidad.

-¿Descarta algo de antemano?
-No descarto ni dejo de descartar. Soy consciente de la realidad, que es la que es. No soy yo nadie para decir algo del lugar del que venimos. Al final se logró la permanencia, pero por la vía que todos conocemos. A partir de ahí, hay que ser realistas y no volverse locos con cuestiones ficticias. La respuesta es que el objetivo es el siguiente rival. Lo demás no tiene sentido. El primer objetivo, como es natural, es la permanencia. Vivir el presente y no pensando en el futuro.

-Si analiza los últimos años, se dará cuenta de que el Murcia ha descrito siempre una curva, ascendente al principio y en picado a partir de la mitad de la temporada, cuando sus dueños han empezado a retrasarse en los pagos y se han acumulado los episodios extradeportivos y de falta de implicación.
-No tiene sentido que responda a eso. Yo solo hablo de la realidad y la realidad es que el grupo está muy comprometido. No hablo de supuestos.

-Pese a todo, el club ha alcanzado los 5.000 abonados, una cifra quizá mejor de la que se esperaba.
-Mi sensación es que la gente está por la labor. Somos nosotros los que luego tenemos que darle argumentos para que se vaya enganchando.

-¿Es entrenador solo de campo o lleva la profesión 24 horas?
-Me cuesta deslindar mi vida profesional de la personal y no quiero hacerlo. Me considero un privilegiado y la profesión hay que vivirla. Eso conlleva horas de dedicación. Reflexionar. Me levanto pronto.

-¿A qué hora?
-Sobre las seis y media.

-¿Es amigo de los jugadores?
-Mi relación con ellos es normal. No creo en las etiquetas, sino en la naturalidad. Es absurdo que un entrenador no pueda ser amigo de los jugadores. Todos, entrenadores y jugadores, son personas antes, igual que un periodista o un cocinero. Los humanos somos muy acomplejados y eso nos lleva a pensar que hay que actuar de una manera predeterminada. Hay que ser normal. Con unos te llevarás mejor y con otros no, como todos. A partir de ahí, hay que ser profesional y ya está.

-¿Un buen entrenador es ante todo un buen psicólogo?
-Hay que tener la inteligencia emocional suficiente. Como máximo responsable, te toca liderar un colectivo. No hay dos personas iguales y cada una requiere de un trato diferente. Esa es la realidad.

-En Villarreal fue destituido a mitad de temporada, ¿qué pasó?
-Yo solo puedo hablar bien del Villareal, un club excepcional. No es sencillo pasar del segundo filial al primer filial y luego al primer equipo. Solo puedo hablar maravillas de los dueños del Villarreal. Estaré siempre en deuda con ellos, pues debuté en el fútbol profesional gracias a ellos. En el primer equipo la experiencia fue brutal, inolvidable, pero no es sencillo cuando un equipo desciende. Fue un verano complejo, más pendiente de las salidas que de las entradas. La realidad es que estuve 21 jornadas al frente del equipo y el equipo estuvo siempre en ascenso directo o en 'playoff'. La realidad es que luego iban a llegar incorporaciones, como así fue. ¿Quién sabe lo que hubiera pasado si hubiese seguido? Así que no estoy de acuerdo en que no se cumplieron las expectativas conmigo. Cuando un equipo desciende no es fácil cambiar la dinámica y yo creo que lo logré. Aquella experiencia me hizo crecer y ser mejor entrenador.

-Hablaba antes de un verano complejo en Villarreal. ¿Cómo ve el que está viviendo en Murcia?
-Ahora toca capacidad de adaptación. La situación es la que es. No tengo que poner ningún pero a lo que me he encontrado. Todo lo contrario. Estoy orgulloso de que los dueños del club hayan apostado por mí. Estoy feliz. Todo el mundo que me he encontrado me parece gente profesional y entrañable, que me hace la vida más sencilla cada día. Así que estoy muy ilusionado. El grupo que estamos conformando tiene un nivel muy elevado de compromiso. Una de las claves es que todo el mundo piense en el grupo, no en sí mismo. El trabajo del director deportivo me parece brutal y extraordinario. Al final tendrá su recompensa.


Fuente: La Verdad

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