Decía el filósofo y poeta alemán Friedich Wilhelm Nietzsche que «lo que no mata, te hace más fuerte». Esa famosa frase se ajusta a la perfección a lo vivido por el Real Murcia y su afición en el último año y medio. El sábado los granas volverán al estadio de Montilivi, donde esa tarde se cumplirán 582 días desde que el 19 de junio de 2010 se sellara el descenso a Segunda B. De las lágrimas de los seguidores allí desplazados y de los que se quedaron en la capital murciana a la ilusión por un proyecto renovado en su totalidad –presidencia, dirección deportiva, banquillo y plantilla–. En definitiva, un Real Murcia murió en Gerona y otro completamente nuevo, con presupuestos mucho más ajustados y ajustándose al convenio anticipado salido del paso por la Ley Concursal, resurgió con mucha más fuerza.El descenso en Montilivi fue como un tsunami para la entidad murcianista en todos los aspectos, aunque la revolución fue positiva, ya que un año después se conseguía el ascenso a Segunda por la vía rápida y actualmente el equipo está salvando con nota la primera vuelta liguera. Una de las primeras decisiones que tomó Jesús Samper tras el descenso fue volver a asumir la presidencia, sustituyendo a José Ángel Serantes. Posteriormente adaptó el organigrama del club a la grave situación económica que vivía la entidad. El director general, Santiago del Río, cesó de sus funciones y se marchó a trabajar a Madrid junto a Samper en Santa Mónica. Víctor Alonso, hasta ese momento responsable de comunicación, se convertía en el nuevo gerente grana.
De ahí se pasó a lo deportivo. Jesús Samper acabó con toda la secretaría técnica del club, despidiendo a José Antonio García Franco, hasta ese momento director deportivo; y a Paco Zaragoza, responsable del fútbol internacional. Esas funciones pasaron a estar en manos de Sergio Fernández, quien colgó las botas como futbolista grana y pasó a los despachos como coordinador del fútbol.
El leonés, de la mano de Iñaki Alonso, que se convirtió en el nuevo entrenador de la primera plantilla, confeccionó el equipo. Unos pocos jugadores se mantuvieron fieles y aceptaron jugar en Segunda B rebajándose sus fichas, como fueron los casos de Miguel Albiol, Alberto Cifuentes, Isaac u Óscar Sánchez. También continuaron Aquino, Pedro y Chando, aunque éste último mantuvo su nómina al ser considerado como la estrella del nuevo proyecto. Entre los fichajes destacaron la vuelta del Richi, el gran capitán, y la contratación del murciano Cañadas.
En total, una plantilla con un presupuesto mucho más ajustado que en cursos anteriores, aunque muy superior al del resto de sus rivales en un grupo IV en el que los impagos y las protestas de jugadores de distintos equipos se convirtieron en un habitual a lo largo de toda la temporada. Finalmente, la plantilla elaborada por Sergio Fernández e Iñaki Alonso tuvo un coste de 3,7 millones de euros, según los datos ofrecidos por el club en la última junta de accionistas.
El Murcia, aunque con un fútbol mucho más feo del esperado y con bastante sufrimiento en algunos partidos, cumplió el objetivo, ascendiendo en una temporada. También se cumplió económicamente, ya que pese a jugar en una categoría en la que apenas existen ingresos, las arcas granas se vieron favorecidas por la venta de Sergio Escudero y por la visita del Madrid en Copa. Estos ingresos extra permitieron a la entidad salvar el ejercicio de cuentas con superavit, algo que no se conseguía desde la campaña 03-04 en Primera.
Tras el éxito de la vuelta a Segunda, Samper se vio obligado, por la espantada de Sergio Fernández, a cambiar la dirección deportiva, optando en esta ocasión por José Luis Molina. El albaceteño e Iñaki Alonso, que renovó su compromiso con la entidad después de sellarse el ascenso, han manejado un presupuesto de algo más de cuatro millones de euros para la confección de la plantilla, una cifra muy alejada de los últimos años en Segunda, aunque adaptada a la situación de crisis que vive el mundo del fútbol y al pago de los distintos plazos del convenio anticipado que los granas han empezado a asumir este pasado mes de diciembre.
Lo que no cambió después del descenso fue el apoyo de la afición. La campaña de socios para la temporada en Segunda B se saldó con 8.676 abonados, una cifra muy positiva y que llegó a superar los planes iniciales de los granas. Esta temporada, la cifra de abonados es de 10.002.
Fuente: La Opinión
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