miércoles, 2 de noviembre de 2011

Iñaki Alonso, el técnico que siempre mira hacia arriba

Iñaki Alonso siempre está mirando hacia arriba. Si su equipo ocupa el fondo de la tabla, busca la mitad; si está en la mitad, los puestos de ascenso; y cuando está en lo más alto, solo quiere ser campeón. Al entrenador del Real Murcia no hay quien lo pare. Desde que dejó su puesto de ingeniero industrial en una empresa vasca tiene una meta. Antes o después llegará a alcanzarla. Y mientras que el vehículo de transporte para llegar a Primera División sea el Real Murcia, los éxitos de uno, serán los del otro.

Hoy por hoy al técnico vasco no hay quien le tosa dentro de la entidad grana. Llegó en plan modesto y se ha hecho grande. Cada triunfo, cada victoria y cada objetivo cumplido le dan un mayor peso específico dentro de un cuerpo técnico dirigido por Juan Antonio Samper, pero que tiene en Iñaki Alonso a su verdadero representante. La parcela deportiva del Real Murcia no es nada sin él. Su sombra está en cada logro deportivo y ha crecido tanto tras el fulminante ascenso a Segunda y la remontada de esta temporada que ha terminado aplastando a todos los que lo rodean. La imagen del hermano del presidente -ya de por sí cuestionada-, la de José Luis Molina y antes la de Sergio Fernández quedan siempre en su segundo plano cuando aparece Iñaki Alonso.

Este puede ser su año. El que llevaba buscando ya muchas temporadas. Necesita una plataforma de lanzamiento que lo lleve a Primera División. La del Real Unión de Irún era demasiado pequeña y por mucho que saltara siempre se quedaba corto. En el Real Murcia está en el escaparate perfecto. Llegará a entrenar en Primera antes o después. Que nadie lo dude.

El pasado año sacó al equipo del pozo de Segunda B. Lo hizo a lo grande y aunque tuvo mucho mérito, el Real Murcia puso en sus manos un deportivo de alta gama. Nada comparable a lo que circulaba por esa categoría.

Su verdadera talla como entrenador la tiene que dar este año. Con un equipo modesto, con poco presupuesto y jugadores de perfil medio, cada triunfo que consiga hará su trabajo y su valía mucho más importantes. Este año pasa examen y lo sabe.

Y a pesar de que estos días vive en una nube de éxitos, felicitaciones y palmadas, a pesar de que todo le está saliendo bien, Iñaki Alonso pasó muchos meses desconcertado y preocupado por la falta de fichajes y la falta de dinero para hacer la plantilla.

Tanto, que un día de agosto, concentrado en Campoamaor con los pocos jugadores de los que disponía, cogió el toro por los cuernos y se fue a hablar personalmente con Juan Antonio Samper de la plantilla, de la necesidad de que llegaran futbolistas para hacer la concentración de pretemporada y de la posibilidad de gastar más en fichajes de mayor calidad si se quería hacer algo importante.

Poco o casi nada sacó de aquella conversación. Pero Alonso siguió trabajando, logró hacer un equipo, se convirtió en el líder del Real Murcia y sacó oro de donde parecía que no había nada.

La fórmula que ha llevado al Real Murcia a estar ocho semanas sin perder está llena de ingredientes. Ambición, no conformarse con nada. Ese es el primero. Terminado el partido contra el Cartagena Iñaki Alonso no tuvo problema en reconocer que la primera parte de su equipo había sido la peor de la temporada fuera de casa.

El segundo es su capacidad de liderazgo. Hace equipos, exprime a sus futbolistas y a pesar de que dentro del vestuario no las tiene todas consigo, cuando los jugadores salen al césped se dejan la piel, fieles a una idea, a un sistema y a un trabajo.

En el campo es un líder y fuera también. La afición lo adora, la prensa lo respeta y nadie lo cuestiona. Mano izquierda, aunque a veces la mano sea de hierro. Da un pase, da dos e intenta quedar bien con todos. Aún le falta un poco de experiencia y aunque a veces se cabrea con sus jugadores, los empleados del club o la prensa, sigue adelante y nunca abre guerras inútiles. Iñaki Alonso es un entrenador con hambre de éxitos y lo suficientemente inteligente para saber que el suyo también depende de todos los que lo rodean.

Fuente: La Verdad

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