El Real Murcia sacó adelante una jornada complicada. Los tres puntos del Municipal de San Pablo sirven para retomar la senda de la victoria y recortar distancias con el líder, el Sevilla Atlético, y mantenerlas con los equipos que vienen por detrás: AD Ceuta, UD Melilla, Cádiz CF y CD San Roque. Por tanto, un triunfo importante el del cuadro dirigido por Iñaki Alonso y que es mayor si tenemos en cuenta el siguiente dato: el Écija Balompié estaba invicto en casa y sólo había recibido un gol en seis partidos.Si otros días nos dolía el ceder puntos o no conseguir una goleada por la falta de acierto ante la portería contraria, hoy tenemos que estar más que contentos. La efectividad mostrada por el Real Murcia fue alta, cercana al cien por cien. En el primer acercamiento del choque Cañadas abrió el marcador con un lanzamiento de falta que sorprendió al portero local. El balón tocó el suelo un metro antes de la línea de gol e hizo inútil la estirada de Ramón.
Echando mano de las estadísticas todo decía que puntuar era seguro. Sólo en Ceuta, lugar en el cual cosechamos la única derrota, nos dieron la vuelta al marcador. Pero los resultados de otros equipos nos mantenían en tensión, había que sentenciar. No era el último partido de Liga, pero hoy era importante, mínimo, mantener la distancia con los perseguidores y que no aumentara con el Sevilla Atlético. Todos ganaban, así que no podíamos errar.
Pero no tomamos las riendas. Ni el rival tampoco. No pudimos hacernos con el dominio del balón, que no tenía dueño. Los andaluces querían pero no podían superar al bloque grana. Por su parte, el Real Murcia no tenía claridad a la hora de la elaboración del juego. Gran parte de culpa de ello ya lo saben, el nefasto estado del césped. Intentar jugar, rasear el balón, era misión imposible. Así, sin trabajo para los guardametas, se alcanzó el tiempo de descanso.
La salida de vestuarios no cambió la dinámica. No sufríamos por la victoria porque el rival no apretaba, pero tampoco podíamos despistarnos porque nosotros no conseguíamos la sentencia. Los cambios de uno y otro técnico dieron otro ritmo al partido, al menos en cuanto a oportunidades. El primero en intentarlo fue el Real Murcia por medio de los hombres de refresco, Abraham. El disparo del canario lo detuvo con problemas Ramón, cancerbero local.
En los últimos veinte minutos iba a aparecer el verdadero protagonista: Alberto Cifuentes. El manchego tuvo tres intervenciones espectaculares que evitaron la igualada. Los grana eran un manojo de nervios, no tenían la tranquilidad necesaria para organizar el juego. El acoso local aumentó con la expulsión, por doble amarilla, de Mario Marín. Pero tenemos la suerte de tener en nuestras filas a un excelente portero. Cifuentes desbarató todos los intentos de los pupilos de Zuñiga.
El daño que podíamos hacer nosotros residía en los contragolpes. Y en uno de ellos conseguimos la sentencia. Abraham, que es velocidad pura, arrancó con el balón con un objetivo, que esa jugada acabase en gol. Los oponentes nos podían igualar el ritmo del canario que se plantó solo ante Ramón, momento en el que paró el motor para pensar. Vio a Pedro a su vera y le regaló el tanto. El de Aspe colocó el balón en la red. Fin al sufrimiento.
Écija Balompié: Ramón, Portela, Juan, Óscar, Ramírez (Víctor, 78'), Nando (Pizarraya, 57'), Moya, Requena, Bello, Jonan García y Plata (Juan Pablo, 68').
Real Murcia: Alberto, Mario Marín, Gotor, Amaya, Óscar Sánchez, Cámara, Richi (Abraham, 59'), Albiol, Cañadas (Góngora, 73'), Pedro y Chando (Carles, 77').
Goles: 0-1. Cañadas (8'). 0-2. Pedro (90').
Árbitro: López Acera. Amarillas para los locales Nando y Ramírez. También para los grana Óscar Sánchez, Cámara y Abraham. Expulsó, por doble amarilla, a Mario Marín. Acta del partido
Fuente: Real Murcia
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