Nació en Sevilla el 17 de julio de 1971. Luis Guil, entrenador del CB Murcia, siempre tuvo muy claro cuál era el camino que tenía y quería seguir, aunque no fue hasta hace dos temporadas cuando se pudo dedicar a «lo suyo» de forma profesional, en el Fuenlabrada.
El nuevo director de orquesta del club murciano se siente entrenador de baloncesto «desde los 16 años». En sus primeros flirteos con los banquillos, compatibilizaba su faceta como jugador con la de entrenador (empezó en Los Maristas de Madrid). «Me gustaba casi más entrenar. Aunque estaba jugando en lo que hoy sería la Liga LEB, a los 25 o 26 años me decanté por la dirección de equipos» y, tras acabar la carrera, comenzó a compaginar su trabajo como director de Caja Madrid con el baloncesto a nivel de cantera, hasta que le llegó una oferta profesional.
Sin ir más lejos, este verano ha dirigido a la selección española cadete en el Eurobasket, algo que le habría estado vetado en el caso de haber sido entrenador en la Liga ACB (La FEB prohibe a los entrenadores ACB ser seleccionadores de cualquier categoría de la española).
Con las ideas lo suficientemente claras, vio como le llegaba el primer tren y no dudó en subirse:
«No me lo pensé ni un segundo. La posibilidad de hacer que tu hobby se convierta en tu profesión es algo único». Sólo necesitó el apoyo de su familia para pedir una excedencia como director, que va renovando anualmente, en Caja Madrid. Dispone de cinco años para probar fortuna en otro campo, y ya ha agotado o ganado dos, según se mire.
«Tengo claro que quiero seguir siendo entrenador de baloncesto y aún me quedan tres años para tomar la decisión definitiva. Mientras pueda voy a intentar hacer carrera del baloncesto», y esta ha sido una de las razones por las que eligió Murcia como destino, ya que «vi la oportunidad de entrar en un proyecto importante. Ascender a la ACB es el objetivo y luego se podría plantear la posibilidad de seguir más años y seguir creciendo».
Al fin y al cabo, para Luis Guil no es tan diferente llevar una sucursal de un banco -con siete personas bajo su responsabilidad-, que a un grupo de jugadores. «Al final dirigir un banco es dirigir a un grupo de personas y lo mismo que dirigir a un grupo de jugadores. Se supone que todos los entrenadores tenemos unas nociones técnicas y tácticas, pero creo que lo más importante son los recursos humanos, la dirección de grupo, la distribución de roles, como conseguir el máximo rendimiento de un jugador…».
En definitiva, tanto el director de una sucursal, como el entrenador de un equipo vive de los objetivos alcanzados, aunque para Guil son más complicados de lograr sobre una pista que en la oficina.
«Son bastante más difíciles de conseguir los objetivos en un equipo que en el banco, ya que en el banco todo se puede contabilizar y es más objetivo, más controlable. En el baloncesto hay circunstancias externas que te condicionan el resultado final».
A diferencia de otros muchos entrenadores de baloncesto, que se tienen que conformar con matar el gusanillo en un banquillo porque no tuvieron condiciones físicas para hacerlo logrando canastas, el sevillano se considera «un entrenador convencido, no un jugador frustrado. A los 27 años decido no seguir jugando al baloncesto y aposté por intentar entrenar».
Además, no duda en afirmar que le apetece echar raíces en la Región a pesar de que lleva menos de un mes instalado. «De Murcia lo que más me gusta es la cercanía de la gente. Estuve dos días en la Feria y en Madrid es más complicado entrar en las costumbres locales. Madrid la utilizas, pero no la disfrutas, sólo echo de menos a la familia».
Actualmente, con la crisis que se vive, si difícil es para los directores de bancos o cajas alcanzar los objetivos de las empresas, más complicado resulta para un entrenador poder vivir de su trabajo. No hace mucho hasta un técnico de EBA podía dedicarse profesionalmente a entrenar y como tal, aunque se trata de una categoría amateur, podía vivir. Ahora eso no sucede y son muy pocos los elegidos. También el reajuste económico ha provocado el cambio de filosofía hasta en los grandes clubes.
Ahora, los grandes entrenadores se forjan, no se compran. «Para vivir bien los únicos que pueden hacerlo son los de ACB y LEB. Somos menos de 40 y es complicado estar entre ellos. Somos unos privilegiados en España y afortunadamente cada vez se da más oportunidades a los jóvenes como Sito Alonso, Joan Plaza, Xavi Pascual, Jaume Ponsarnau…, que lo están haciendo muy bien. Antes daba la sensación de que tenías que ser extranjero para llevar un proyecto importante».
Fuente: La Verdad
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