El anuncio televisivo de promoción de la campaña de abonados del Club Baloncesto Murcia comienza con un sonriente Chris Moss gritando "¡loco!". Así es como está, en un estado de demencia controlada, el ala pívot estadounidense, que desea arrancar a partir del domingo, en el Palacio de los Deportes (12.30 horas) ante el Caja Laboral -antiguo Tau-, los aplausos de una afición que le silbó y criticó durante gran parte de la temporada pasada.
Christopher Vashon Moss (Columbus, Ohio; 07/02/1980) es consciente de lo que se juega, que tiene una reválida, una segunda oportunidad con la camiseta murcianista. Después de una decepcionante campaña pasada a nivel particular, este verano ha puesto toda la carne en el asador para prepararse a fondo. Y lo ha hecho dando golpes, practicando el kickboxing, un deporte de contacto de origen japonés en el cual se mezclan las técnicas de lucha o combate del boxeo, con las de algunas artes marciales como el kárate y el taekwondo. "He practicado Kickboxing este verano. Me ha ayudado a desconectar, a bajar peso y a reforzarme mentalmente. El año pasado salí muy frustrado por muchos motivos. A veces tienes que dejar un poco de lado el baloncesto y hacer algo diferente para desconectar. Antes había practicado boxeo, pero hace unos ocho años o así. Me ha ayudado mucho, sobre todo para ser fuerte mentalmente", explica.
Pese a que Manolo Hussein pidió expresamente el pasado verano su fichaje, el técnico canario no supo sacarle rendimiento al '7' que llegó desde Menorca. El juego murcianista, que se basaba en los exteriores, olvidando en ataque a los pívots, perjudicó sensiblemente a Moss. Ahora, con Moncho Fernández, con un nuevo estilo de baloncesto más solidario, donde primará el conjunto sobre las individualidades, y con dos bases (Vujanic y Marco) que saben leer bien el juego, Moss espera olvidar el mal trago de su primera campaña en Murcia. Pese a todo, huye del victimismo: "No quiero poner excusas, los jugadores que son buenos deben poder cambiar según las necesidades del equipo y lo que le pida el entrenador. Yo tengo que adaptar mi juego al equipo. El año pasado jugamos con mucha gente abierta y es un sistema en el que no destacaba por mis características. Pero no me quejo, pues era lo que había y a lo que me tenía que adaptar, además de ayudar al equipo también en otras cosas", comenta.
Sabe que desde el inicio de la temporada estará en el ojo del huracán y que sus actuaciones se mirarán con lupa. También es consciente de que sigue en Murcia porque tenía un año más de contrato. En cualquier caso, no recrimina a la afición sus críticas, al contrario, las asume: "Yo entiendo a la gente, la cual además paga su entrada o abono y, por tanto, tiene su derecho de hacer lo que quiera, ya sea pitarme o mostrar que están descontentos conmigo. Yo no creo que eso sea bueno para el equipo ni para mí, pero ¿qué puedo hacer? Por supuesto, que a nadie le quepa la menor duda de que cuando llevo la camiseta del CB Murcia pongo todo mi corazón y alma en la pista, pues me considero una persona honesta y honrada, tanto conmigo como con el club para el que trabajo", dice un jugador del que sus compañeros hablan maravillas por su calidad humana.
Fuente: La Opinión
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