Pero tras unos minutos de conversación, y tras el «no» del mexicano a la hora de aceptar una oferta de un millón de euros por el club, éste fue invitado a abandonar las instalaciones donde, por cierto, tiene prohibida la entrada de antemano. De hecho, desde el golpe de estado de Moro del 12 de marzo la seguridad privada contratada por el club le impide la entrada. García de la Vega llamó entonces a la Policía para dejar constancia de que lo estaban echando de la que anteriormente fue su oficina de trabajo durante dos meses. Al encuentro acudió Miguel Martínez, actual presidente del club, que incluso intercambió varias acusaciones con el propio García de la Vega.
Fuente: La Verdad
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