miércoles, 21 de marzo de 2018

Miguel Martínez, en el ojo del huracán por seguir el juego a Deseado Flores

La decisión de Raúl Moro de volver a la primera línea y apartar de la gestión a Mauricio García de la Vega ha convertido el club en un auténtico polvorín. Los explosivos han llegado incluso al consejo de administración, que en la última semana ha quedado roto al existir dos posturas completamente opuestas. Por un lado están Raúl Moro, que pese a decir que ya no tiene nada que ver con el club sigue agarrado a su silla de mando, Deseado Flores y Miguel Martínez; y por otro se sitúan Gabriel Torregrosa y Juan Merino. Aunque los dos últimos llegaron de la mano del extremeño, de hecho el segundo es amigo personal, solo han necesitado un par de meses para desvincularse totalmente de los primeros al considerar que estos están haciendo prevalecer sus propios intereses personales por encima de los del Real Murcia.

Tanto Torregrosa como Merino apuestan por una línea en la que impere la sensatez y la cordura, sin embargo de momento se encuentran en el bando perdedor, ya que cada votación que se pone sobre la mesa acaba resolviéndose a favor del grupo encabezado por un Deseado Flores que ha tomado el mando de la entidad a la fuerza. Con el apoyo de Miguel Martínez, ya presidente oficial del Real Murcia, el albaceteño primero prohibió la entrada a Mauricio García de la Vega, quien está a la espera de que el Consejo Superior de Deportes dé el visto bueno a su movimiento para comprar las acciones de Raúl Moro, y después se puso manos a la obra para despedir a Pedro Gómez Carmona, director de fútbol del club desde que el mexicano aterrizase en Nueva Condomina.

El viernes, en una reunión del consejo de administración, Flores se encargaba de poner sobre la mesa ese debate, que ganó gracias al apoyo de Raúl Moro y Miguel Martínez. Tres votos frente a dos fue el resultado de una nueva discusión que dejaba como víctima a Gómez Carmona. Sin embargo, la discusión no acabó con el consejo. Posteriormente, tanto Torregrosa como Merino reprochaban a Miguel Martínez su actitud, al considerar que una vez más hacía prevaler sus intereses personales sobre los del propio club, y es que dentro de la entidad el trabajo del vitoriano estaba siendo muy valorado. La bronca recibida por sus compañeros de consejo llevó a Martínez a pedir más tiempo para pensar, llegando a parar el comunicado que ya tenía listo Deseado Flores.

El remordimiento del presidente del club, que llegó al consejo en enero de 2016 como representante de los cuatro mil peñistas que lidera en la FEPEMUR, se hizo más evidente el sábado, según fuentes de este diario. En conversaciones con personas de Nueva Condomina llegó a reconocer que el despido de Carmona era una 'vendetta' de Deseado Flores, que desde enero se había visto relegado de la dirección deportiva y que, sin la confianza de García de la Vega, se veía fuera de la entidad más pronto que tarde. «¿Tú que tanto defiendes el murcianismo, crees que estás actuando correctamente?», fue una de las preguntas que más tuvo que escuchar Martínez de los consejeros que consideran que con Raúl Moro el club no va a ningún lado y que lo que menos conviene ahora es una guerra de poder que deja a la entidad a la deriva. Y es que, según las mismas fuentes, tanto Torregrosa como Juan Merino consideran que el murciano, con sus votos favorables a todas las propuestas de Deseado Flores, es el gran culpable de todo lo que está sucediendo en las últimas semanas. No son los únicos, ya que dentro de la FEPEMUR las voces críticas contra su presidente cada vez son mayores, hasta el punto de que muchos peñistas vienen solicitando desde muchos meses atrás su dimisión como responsable de las peñas al considerar que no se sienten defendidos.

De nada valió que Miguel Martínez plantease volver a reunir al consejo de administración para debatir de nuevo el despido de Gómez Carmona. Cuando los consejeros esperaban que se pusiese cita a ese encuentro, lo que recibieron fue la confirmación de una salida de la que se enteraron por los medios y las redes sociales.

Según explican a esta redacción, en el momento en el que se comunica el despido de Carmona, tanto Merino como Torregrosa muestran todo su malestar por lo sucedido, y es que consideran que Deseado Flores solo está echando gasolina para mantenerse al frente de la dirección deportiva. Los dos consejeros, que llevan semanas alejadas del bando de Raúl Moro, entienden que la única forma de que la normalidad vuelva a instalarse en el club es que Miguel Martínez demuestre su verdadero murcianismo y, como representante de los peñistas, empiece a votar en contra de sus hasta ahora socios.

Fuente: La Opinión

No hay comentarios:

Publicar un comentario