viernes, 16 de octubre de 2015

CAI Zaragoza-UCAM, un duelo volcánico

Los CAI-CB Murcia parecen jugarse en la cima de un volcán, al menos así fue en el primer decenio del siglo, con partidos dramáticos, jugados a vida o muerte, y algunos rodeados de polémica. El domingo el CAI y el UCAM reeditarán un duelo que solo en los últimos años ha perdido un poco de pimienta, porque el conjunto murciano no ha sido el de antes en Zaragoza. Con la moral e ilusión del equipo de Katsikaris este año, es hora de que el partido en Zaragoza vuelva a ser vibrante y lleno de intensidad.

El UCAM CB, como se denomina ahora, solo ha ganado tres veces en la pista maña a lo largo de su historia, y en todas ellas fue Manolo Hussein el entrenador. La primera tuvo lugar con motivo del primer encuentro de la eliminatoria final por el ascenso a la Liga ACB de la temporada 2005-06, la segunda en el quinto y definitivo choque y la última en mayo de 2009, cuando el 59-60 final le sirvió al Polaris para mantener la categoría. Esa semana fue muy dura para el equipo murciano y, tras conseguir el objetivo, las cosas no fueron mucho mejores. El CAI había descendido, pero el Ayuntamiento de Murcia, que no podía mantener económicamente el equipo en la ACB, le había ofrecido la plaza de aquí a los maños por un millón de euros, que había sido la cantidad que Tranvimur dejó de pagar al club, aunque al final la plaza no se vendió. Antes, durante y después de aquel duelo hubo de todo: canastas, despachos y también política, ya que el lema 'Agua para todos' se utilizó como agua arrojadiza en Zaragoza para envilecer las relaciones entre ambas ciudades.

El 28 de mayo de 2006 el Polaris World conseguió el ascenso a la Liga ACB en el pabellón Príncipe Felipe de Zaragoza, en un partido que culminó lo que habían sido dos semanas muy intensas, ya que fue al mejor de cinco encuentros. Los murcianos habían perdido los dos partidos de la competición regular contra los maños, 71-77 en el Palacio y 87-73 en Zaragoza. Así, con el 'factor pista' a favor, los de Alfred Julbe eran claramente los favoritos. Además, la plantilla era muy superior y contaba en ella con un joven de 18 años cedido por el Real Madrid que por entonces ya era capitán general, José Ángel Antelo, (hoy capitán en el UCAM) y jugaba casi 30 minutos por partido.

La eliminatoria comenzó a calentarse ya en la previa por las continuas declaraciones sobre el 'Agua para todos' en los murcianos y la mofa generalizada por la negativa al trasvase de los aragoneses. La tensión política y posteriormente la deportiva, por lo mucho que había en juego, se trasladó al parqué. El Polaris de Manolo Hussein logró ganar a domicilio el primero de los partidos (74-85) y el segundo fue local (85-73), pero el CAI había perdido el 'factor pista'. Ya en el Palacio la eliminatoria se puso de cara con la segunda victoria murciana (71-66) y en el cuarto choque, a falta de cuatro minutos para el final el ascenso se tocaba con los dedos de la mano, debido al 71-63 que lucía el marcador. Pero los zaragozanos le dieron la vuelta al marcador y empataron la eliminatoria al vencer 73-76. El partido trajo cola. Los jugadores norteamericanos del CAI, al remontar y una vez finalizado el encuentro, se subieron a la mesa de cronometradores y se pusieron a bailar, algo que no sentó bien a los más de 7.500 espectadores que se sintieron insultados. Los problemas continuaron en el túnel de vestuarios y Antelo tuvo que sujetar a Farmar porque este se iba directo a por un jugador. Hubo algo más que insultos y Pedro Fernández también se calentó ante la actitud chulesca de unos jugadores norteamericanos que habían provocado el quinto y definitivo partido. El hoy jugador del UCAM Antelo recuerda que aquella eliminatoria «fue muy dura y un palo para todos perder ante nuestro público posteriormente después de haber remontado en Murcia, ya que el club había hecho un esfuerzo importante contratando a Julbe y, cuando no ascendimos, la mayor parte de los jugadores nos marchamos».

'Guerra del agua'
El CAI se creía ganador y en los días previos al quinto choque se calentó mucho por la mal llamada 'guerra del agua'. Llegó el día 28 de mayo de 2006 y el pabellón Príncipe de Asturias había congregado a casi 11.000 aficionados que trataron de poner nerviosos a los visitantes, pero el Polaris dominó el partido desde el principio y hasta que faltaba solo un minuto, que fue cuando los maños forzaron la prórroga. Ya en los cinco minutos adicionales los murcianos fueron muy superiores y, con un parcial de 15-24, lograron el ascenso a la máxima categoría. «Los espectadores lo pagaron con su propio equipo, ya que tenían mejor plantilla, eran los favoritos y cometieron el error de darnos por muertos», relata Manolo Hussein, entrenador por aquel entonces del equipo. «Fue impresionante. Ha sido el partido que mayor satisfacción y alegría me ha producido, ya que nadie apostaba por nosotros. No era cuestión de quitarse un peso de encima, fue una alegría inmensa».

Hubo un factor que ayudó mucho, según Hussein: «Recuerdo que antes del partido, José, el preparador, nos puso un vídeo en el vestuario. Había realizado un montaje con vídeos de amigos y familiares dándonos ánimos a todos. Recuerdo aquel partido como si se hubiese jugado ayer. Cuando nos forzaron la prórroga, con Xavi lesionado, les dije a mis jugadores que miraran a la grada... allí había cerca de 11.000 espectadores indignados porque esperaban que el CAI nos sacara de la pista en el tiempo reglamentario y jugamos con esa presión local».

Salvación o descenso
El otro partido trascendental fue el que se jugó el 9 de mayo de 2009, también con un Príncipe Felipe abarrotado. Era la última jornada de la competición regular y el equipo que ganase salvaría la categoría, mientras el otro descendería. En la semana previa Chris Thomas, el base titular del Polaris, se había marchado para no tener que dar explicaciones de sus malos hábitos, nada recomendables para un deportista de élite. Hussein se quedaba solo con un base y «nuestro rival lo tenía fácil, pues le bastaba con castigar al único base que teníamos, Marco Gaona, y presionarle. El CAI tenía tres. Parecía que íbamos a un entierro, pero el muerto resucitó. En lugar de venirnos abajo, la gente respondió muy bien. Como no podíamos jugar a 90 puntos, dormimos el partido y lo ganamos con 60». El técnico bromea al decir que «para mí el pabellón Príncipe Felipe es un talismán, pero yo en Zaragoza soy persona non grata. Les ganamos los dos partidos clave y ellos eran claramente los favoritos en ambos».

Fuente: La Verdad

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